martes, 29 de abril de 2008

Grandes batallas -primera entrega

Batalla de Boquerón

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Batalla de Boquerón
Parte de Guerra del Chaco
Fecha 7 de septiembre-29 de septiembre, 1932
Lugar Gran Chaco
Resultado Decisiva victoria paraguaya.
Beligerantes
República de Bolivia República del Paraguay
Comandantes
Tcnl.Manuel Marzana Cnl.José Félix Estigarribia.
Fuerzas en combate
619 14.000
Bajas
150 7000

La Batalla de Boquerón es una de las más importantes y cruentas batallas combatidas durante la Guerra del Chaco (1932 - 1935) entre Bolivia y Paraguay.

Por un lapso de 23 días los Regimientos Campos de La Paz y el 14° de Infantería de Oruro, con un efectivo de unos 600 hombres, al mando del Teniente Coronel Manuel Marzana, rechazaron los varios intentos de tomar el Fortín que se encontraba cercado por más de 14.000 soldados paraguayos al mando del Coronel José Félix Estigarribia.

Cabe recordar sin embargo que el ejército boliviano rompió tres veces el cerco, con lo que el total de combatientes subió a 619, se trataban de efectivos del Regimiento "6 de Caballería" de Oruro, comandado por el legendario Germán Busch; el Destacamento "Peñaranda" compuesto por una compañía del Regimiento "Lanza" de La Paz; y finalmente una compañía del Regimiento "Campero" de Chuquisaca.

El combate arrojó un saldo de más de 7.000 muertos del lado paraguayo y cerca a 150 hombres del lado boliviano. Esta es la razón por la que la Defensa de Boquerón, sea considerada hoy como una de las acciones militares más heroicas de la historia de la humanidad, junto a las Batalla de las Termópilas[cita requerida] y la batalla de Ðiên Biên Phu[cita requerida]

Tabla de contenidos

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Preliminares [editar]

31 de julio [editar]

Tropas paraguayas asentadas a orillas de la laguna "Pitiantuta", son desalojadas por una facción boliviana que cree haber descubierto primero dicha laguna denominándola "Chuquisaca". Este día comienza el movimiento bélico paraguayo, por lo que el Estado Mayor del Ejército boliviano, ordena la toma de los fortines paraguayos, El Cnl. Peñaranda, arrasó Corrales el 27 y Toledo el 28; el Tcnl. Luis Emilio Aguirre, toma el Fotín paraguayo "Boquerón", el 31.

15 de agosto [editar]

Asume la presidencia del Paraguay El Sr. Ayala, decretando la movilización general, ordenando la organización del Ejército para la retoma de los fortínes Boquerón, Toledo, Corrales, y Rojas Silva.

Conocido internacionalmente el desborde de la inevitable guerra, en "Boquerón", se alista una defensa formidable al mejor estilo prusiano y alemán. se crean "Chapapas" (trincheras cubiertas al nivel del suelo), nidos de ametralladoras camufladas y en todo el sector de pajonales y arena, se crean "caminitos" por donde se asegure el fuego boliviano medido y calibrado a tal efecto.

La batalla [editar]

7 de septiembre [editar]

Comienza el operativo "Retoma de Boquerón", El Cnl. paraguayo Felix Estigarribia, recibe la orden oficial. De esta forma, desplaza un contingente de 5.000 combatientes paraguayos al teatro de operaciones, armados de fusiles, ametralladoras, cañones, obuses, morteros y apoyo de aviación y marina por río.

8 de septiembre [editar]

La aviación boliviana de exploración, distinguen el enorme contingente uniformado, nunca antes visto en el Chaco. La orden del Tcnl. Marzana es terminante: "El destacamento tiene la misión de defender sus posiciones sin abandonarlas bajo ningún pretexto"

9 de septiembre [editar]

A las 5:30 de la mañana, la artillería paraguaya abre fuego sobre el fortín Boquerón provocando las primeras bajas bolivianas, destrozadas por las granadas. A las 7:00 en las trincheras bolivianas, se escuchó la carga paraguaya "¡Aña memby....! ¡Viva el Paraguay! ¡Muerte a los bolis!", se trataba de regimientos íntegros de caballería y artillería, sobresale en el centro, el regimiento Curupaity desalojado de Boquerón el 31 de julio, que pidió el honor de atacar primero. A los 100 metros de distancia la descarga de fusilería boliviana los frenó en seco. Cayeron centenares de jinetes con sus cabalgaduras, el ambiente se llenó de gritos, ayes, disparos y relinchos. La carga había fracasado, centenares de muertos quedaron en el campo de nadie.

Reordenadas las tropas paraguayas, atacaron por segunda vez, en esta oportunidad, se debía arrasar con el fortín. Renovado fuego de artillería y nuevo asalto de los paraguayos con la bayoneta calada. ¡¡Nueva carnicería!! esta vez los oficiales paraguayos ya no encabezaron el ataque de sus tropas.

Ocho intentos desesperados con el mismo resultado: centenares de muertos paraguayos, una veintena de bolivianos destrozados por la artillería paraguaya.

La desorganización de la retirada paraguaya, provocó claros en el cerco, así al anochecer, un destacamento de jóvenes orureños del 14 de Infantería, al mando del Cap. Tomás Manchego, logra ingresar a Boquerón en camiones. ingresando dos ametralladoras Vickers, que las ubicaron en la "Punta Brava", sector potencialmente vulnerable del fortín.

10 de septiembre [editar]

Desde las posiciones logradas un día antes, el ejercito paraguayo disparan sobre las posiciones bolivianas, cañones, morteros y automáticas en un exagerado derroche de municiones.

El Mayor boliviano Lairana, comandando una fracción del 14 de infantería, marcha rumbo a Boquerón con la misión de limpiar el camino a Isla Poí. Al recibir informaciones de que los paraguayos se habían retirado de ese sector, no toma precauciones y su unidad es sorprendida por un "cuatrereaje" cerca a Boquerón. los camiones en que trataban de ingresar al fortín son emboscados por ambos lados de la picada (camino), cayendo el 50% de los hombres. En esas condiciones totalmente adversas el Teniente boliviano Rosendo Villa, bayoneta en mano, se lanza contra el nido de ametralladoras ubicado a 20 metros por delante, esquivando la metralla, logra penetrar de un salto en la trinchera, acallándola y salvando la vida de los pocos sobrevivientes de esa acción. El cuerpo del Tte. Villa, jamás fue encontrado ni por bolivianos ni por paraguayos, lo que le ganó el título de "Teniente Fantasma" y a su destacamento como "Brigada Fantasma". Entre algunos miembros de la brigada fantasma se encuentran los tenientes A. Teleche, Rosendo Villa, Hugo Rada y el Sbtte Hernán Salazar y Melquiades Cossío. El Comandante Lairana, cae prisioner con todos los sobrevivientes.

Mientras tanto, en la batalla misma de Boquerón, las cosas se mantenían como el día anterior. Estigarribia, reajustó la táctica, informes de prisioneros bolivianos, indicaban la existencia de 6.000 combatientes y 600 oficiales, (recordemos que solo existían 619: su comandante, un mayor, 4 capitanes, 7 tenientes, 14 subtenientes, 2 médicos, un sanitario un chofer y soldados).

De esta manera solicita refuerzos, el asunto exigía un sitio reglamentario para rendir a los bolivianos. así, la táctica consistió en el hostigamiento, con morteros y granadas y las ametralladoras harían fuego contra las trincheras.

11 de septiembre [editar]

El ejercito paraguayo continua atacando Boquerón, que se presenta como barrera infranqueable. Un tendal de muertos paraguayos cubre el campo de combate; los heridos paraguayos llenan los puestos de sanidad; habían caído en la lucha los oficiales paraguayos Escóbar, Facetti, Yegros, Zenteno, Roa, Otaño y muchos otros más.

Se comenzó a tender un hermético cerco, esta táctica se completó en 2 días. En esta táctica muere un teniente al tratar de retener el cerco paraguayo que días antes escribió a su madre diciendo: "mamita adorada, consuela a mi viejo, dile que su hijo sabrá vencer o morir en el campo de batalla"...

12 de septiembre [editar]

El plan de Estigarribia es tardíamente descubierto por Marzana, quien ordena consecuentemente, el ahorro de la munición escasa con que se contaba. así como se minimiza la ración de agua y comida.

La lluvia de Asedio continua incesantemente, este día se registran una decena de bajas. Un ataque paraguayo sorpresa al anochecer, termina desbaratado. La moral paraguaya es baja, consideran que Boquerón es un pandemonio. El tendal de muertos ya se cuenta por millares.

Con unidades frescas el Paraguay, refuerza sus líneas diezmadas por la defensa de Boquerón. Las fuerzas bolivianas de Yujra atacan desde el exterior a los paraguayos quienes convenientemente posesionados del terreno rechazan a los bolivianos.

La aviación boliviana bombardea y ametralla a las fuerzas enemigas que avanzan desde Isla Poí para reforzar a los que asedian Boquerón con reservas que no habían participado los días anteriores. Durante todo ese día la lucha es intensa y brava.

13 de septiembre [editar]

Desde Yujra a las seis de la mañana, el Destacamento boliviano "Peñaranda", efectúa un fuerte ataque con propósito de romper el cerco desde afuera, utilizando efectivos del "Campero" y "Loa". son rechazados desde la famosa "Isla del Diablo" por los tiradores paraguayos.

Mientras tanto, Boquerón amanece tranquilo, el movimiento del Paraguay, es incesante, se observa la polvareda provocada por decenas de camiones que proveen al soldado paraguayo de municiones, víveres, agua y galletas.

El Comandante Marzana dispone que este día los oficiales Cap. Victor Ustarez y Sbtte: Julio Murillo salgan del fortín para tomar contacto con las tropas del fortín vecino Yujra, aprovechando los claros que aún existían en el pretendido cerco paraguayo. Cumpliendo estas ordenes, salen de Boquerón, siendo rodeados por los paraguayos. Victor Ustarez emplaza sus piezas y de pie, desafiante dispara contra el enemigo. Cae muerto en su Ley, combatiendo bravamente. Los bolivianos perdieron así a uno de los más valerosos combatientes de la guerra.

El ataque de todos los días esta vez se realiza en la tarde, con los mismos resultados anteriores, los paraguayos, pese a los denodados esfuerzos, son violentamente rechazados, en esta acción muere de lado boliviano el Tte. Juan de Dios Guzmán, desafiando al enemigo, pistola en mano y lanzando adjetivos hirientes, lleno de ira.

La noche de este día, Marzana escribe en su diario de campaña: "La artillería enemiga concentra su fuego sobre nosotros. Nuestros tres cañones contestan de tarde en tarde para no agotar demasiado rápido su escasa munición. La infantería paraguaya hace esfuerzos sobrehumanos para ganar nuestras trincheras, mas los nuestros disparan sus fusiles con la más correcta puntería, midiendo el peligro, quedando el campo sembrado de cadáveres y también de heridos cuyos quejidos se escuchan toda la noche. Se han agotado los medicamentos. El ánimo levantado de jefes, oficiales y tropa se mantiene inalterable. Parece que actuáramos en una maniobra y ninguna calaminad nos arredra".

14 de septiembre [editar]

Mueren al intentar romper el cerco exterior, el Tte. Mamerto Cuéllar, cuando atacaba la Isla del Diablo, que luego fue tomada en cooperación del Cap. Luis Gutiérrez Vera, que se comporto como un verdadero héroe. En la acción es herido el My. Oscar Moscoso, en tanto que el My. David Méndez abandona su batallón en pleno combate.


15 de septiembre [editar]

Las tropas paraguayas reciben más refuerzos. El bombardeo que se sucede día y noche, no causa daños considerables a los defensores del fortín; pues, de más o menos 6.000 granadas disparadas, sólo alcanzan sus objetivos menos de 50.

Boquerón no se hallaba completamente cercado; existían claros que pudieron ser utilizados para filtrar tropas. Tratando de burlar el asedio, sale en comisión especial el Sbtte: Francisco Lazcano antezana que, al ser descubierto por el enemigo, recibe cuatro disparos que le dan la muerte.

Por su parte, el Sgto. Deheza, a la cabeza de 16 hombres logra ingresar a Boquerón, rompiendo el cerco desde el sector "Castillo".

El Destacamento boliviano Peñaranda, con una parte del "Campero" y una compañía del Regimiento de Infantería Nº 7 a órdenes del Cap. S. Pol B., apoyados por una pieza de artillería y un pequeño tanque, tratan de romper el cerco por el sector Yujra, siendo rechazados violentamente por el enemigo. En esta acción encuentra la muerte en forma gloriosa el Sbtte. Alberto Cárdenas Soto.

16 de septiembre [editar]

Abasteciendo a los defensores de Boquerón, los aviones bolivianos arrojan cinco bultos conteniendo víveres y munición. Una parte cae en el fortín y otra en las filas paraguayas. Nada de este socorro puede aprovecharse ya que el fuerte impacto con tierra los destruye.

Muere en acción el Mayor As. Kneneth John Locart, Ingeniero de nacionalidad norteamericana, quien conducía un tanque de guerra, dispuesto a dar socorro a los bolivianos que defendían el fortín.

Por el sector "Ramírez", los tenientes R. Banegas y Arturo Montes, rompen el cerco paraguayo y establecen comunicación con Boquerón, conduciendo dos ametralladoras y municiones, al mando de 150 valientes orureños, soldados del 6º de Caballería. Estos valientes vuelven a fracturar el cerco enemigo para salir de él.

Se observa que la moral de los defensores de Boquerón es excelente, todos pelean con entusiasmo, causando graves bajas en las filas paraguayas. El enemigo dispara contra los camilleros encargados de los heridos, no obstante de exhibier la Cruz Roja Internacional; para ellos no vale nada la Convención de Ginebra que obliga a respetar la vidad de los soldados en servicios de Sanidad.

Cinco mulos embastados irrumpen en el fortín, huyendo del lado paraguayo; los embastes llevan el escudo argentino, prueba de la cooperación que aquel país prestó al Paraguay. Se sabe que los aviones que abastecieron al fortín fueron alcanzados por varios impactos enemigos.

La falta de ataque, y tranquilidad extrema hace temer lo peor en las filas bolivianas. ¡¡la madre de las batallas!!

17 de septiembre [editar]

A horas 4 de la madrugada, el enemigo reinicia sus ataques sobre Boquerón, disparando sus 32 piezas de artillería y morteros, sin causar efectos.

La gallarda y poderosa Escuela Militar de Cadetes del Paraguay, llega para reforzar las unidades que atacan Boquerón. La Escuela Militar, comandada por el My. Bray, estaba compuesta de 1.600 hombres, considerada la mejor unidad del Ejército enemigo, "haría reventar las paredes de Boquerón".

Su comandante les arengó: "Hoy vamos a tomar Boquerón, no hay bolivianos que nos detengan, brindo por anticipado el triunfo con un trago de caña paraguaya".

Dictadas las órdenes de ataque, los Cadetes de la Escuela Militar se lanzan al ataque y son recibidos por ráfagas de ametralladoras de los defensores bolivianos, que causan numerosisimas bajas. Muchos cadetes quedan tendidos en el pajonal y los demás se desbandan atemorizados ante el asombro de su Comandante Bray que se enfrenta con un Sof., quien le contesta en guaraní: "Ojhasa pá nicó oré acá así pila bolí" (pasaron por encima de nuestras cabezas los bolivianos). Era que una fracción boliviana al mando del Tcnl. Montalvo, que debía ingresar a Boquerón, llegó por retaguardia al iniciarse el ataque enemigo y desabarató el asalto de los paraguayos. El Paraguay una vez más, probó el trago amargo de la derrota.

18 de septiembre [editar]

Continúa el hostigamiento sobre Boquerón con todo tipo de armas. Las automáticas paraguayas descopan los árbols en el supuesto de que en ellos se encuentran los tiradores bolivianos.

Las unidades bolivianas que tratan de romper el cerco son las siguientes: Reg. Infantería 4 con 200 plazas; Reg. Infantería 5 con 300 plazas; Reg. Caballería 6 con 220; Reg. Lanza con 110 plazas; Reg. Azurduy con 80; Reg. Infantería 16 con 500; Grupo de Artíllería Calero con 40; Grupo Morteros con 60; Reg. Caballería con 300.

Un total de 2.400 hombres que enfrentan a más de 15.000 soldados enemigos bien armados y equipados.

19 de septiembre [editar]

Continúa el asedio del fortín Boquerón por fuerzas paraguayas que hacen derroche de munición de todos los calibres, sin obtener resultado alguno.

Salen de Boquerón con una fracción de 45 hombres del Regimiento Lanza hacia Castillo, los Subtenientes N. Grosberger y Luis Estenssoro Machicado, quienes son sorprendidos por ráfagas de ametralladoras a pocos kilómetros del fortín.

Estenssoro recibe heridas en la cabeza, el pecho y las espaldas y en acto de desesperación se suicida. Este valiente oficial era descendiente del Benermérito Cnl. Miguel Estenssoro que encabezó una expedición al Chaco en 1888.

Durante todo el día y la noche, Boquerón soporta estoico el castigo de las balas enemigas que no cejan en su intención de rendir las armas bolivianas dispuestas al último sacrificio.

20 de septiembre [editar]

Este es el duodécimo día de amago a Boquerón, con toda clase de armas. Se establece un riguroso racionamiento de agua entre los defensores debido a que el enemigo tiene varias armas regladas sobre el pozo de abastecimiento donde ya habían muerto muchos soldados.

Los aviones bolivianos bombardean a las tropas enemigas que asedian el fortín.

Una patrulla enemiga incursiona en el fortín Cuatro Vientos y al fracasar en su intento es perseguida por fuerzas bolivianas.

Los víveres en Boquerón escasean y se prevé que sólo podrán abastecer dos días más.

21 de septiembre [editar]

Continúan los ataques al fortín Boquerón y en este día, por la zona intentan un nuevo ataque violentamente rechazado por los defensores.

Desde días antes, los paraguayos se hallan empeñados en estrechar el cerco; en esta maniobra se emplean al Reg. de Infantería 4 al Reg. de Infantería 6 y al Reg. de Caballería 2, quienes dicen que cerrarán la "última puerta a los bolis".

Intranquilizados por la resistencia boliviana, los oficiales se preguntan: ¿Por qué no cae Boquerón?, ¿Por donde reciben refuerzos los bolivianos?, finalmente ¿dónde queda Boquerón?

Manifiesta intranquilidad y nerviosismo hay entre los oficiales paraguayos. Mientras tanto, en el fortín escasean los víveres y hay un riguroso racionamiento de agua y municiones.

Por las noches los soldados bolivianos se aventuran hacia el campo de tiro, donde innumerables cadáveres "pilas" abandonados están en putrefacción, para proveerse de agua, galletas y munición pertenecientes a los cadáveres enemigos, desafiando el hostigamiento paraguayo.

22 de septiembre [editar]

Las tropas paraguayas mentienen su intento de retomar Boquerón hostigando continuamente el fortín. Se calcula que hasta la fecha las tropas enemigas han perdido 3.000 soldados y 33 jefes y oficiales.

El soldado boliviano Eulogio Rivas, en un patrullaje a fondo sobre el antiguo camino a Isla Poí, captura dos ametralladoras y da muerte a dos oficiales enemigos. Por esta hazaña es ascendido a Cabo en el campo de batalla.

En la noche de este día, salen de Boquerón los Tenientes Germán Busch y Arturo Montes con 15 soldados del regimiento orureño 6º de Caballería, por la picada Boquerón - Yujra, burlando la estricta vigilancia enemiga del cerco, pasando a escasos metros de los puestos paraguayos.

Informan dichos oficiales que: "el intenso bombardeo al fortín está lesionando la moral de los defensores, que hay un racionamiento de martirizante de agua y víveres y que la falta de municiones obliga a disparar sobre blancos efectivos".

23 de septiembre [editar]

Prosigue la defensa de Boquerón. La aviación boliviana socorre a los sitiados nuevamente con víveres y municiones que se destruyen con el impacto a tierra.

Dentro del fortín, los médicos Eduardo Brito y Alberto Torrico, ejercitan la atención de los enfermos y heridos con un celo digno de patriotas, por falta de drogas y elementos de curación. Es cada vez más angustiosa la falta de agua y víveres.

24 de septiembre [editar]

Frente a la tenacidad de la defensa boliviana de Boquerón, los jefes paraguayos se sienten impacientes y para mantener la moral de sus tropas, uno de ellos, el My. Carlos Fernández, arenga a los suyos: "A mi que pé kyjyyé pee mitá Boquerón co ya yagarrá potaité ñaina; cimé oyecuaama la bandera yba, che ayu ajhechá güí jhiná" (No tiengo miedo muchachos. Estamos por tomar Boquerón, ya se divisa el asta de la bandera; yo vengo a ver eso).

Boquerón debe ser abandonado hoy día, se dispone que la defensa se realice en el sector Ramírez - Yujra; Esas son las disposiciones que se toman en vista a las circunstancias apremiantes.

25 de septiembre [editar]

Los combates en Boquerón se mantienen con la misma intensidad. El enemigo aumenta constantemente sus efectivos que llegan a más de 18.000 hombres. En el exterior del cerco, desplazados entre Yujra, Lara, Castillo y Ramírez, hay 2.500 soldados bolivianos. Las tropas enemigas siguen estrechando el cerco a Boquerón.

Los jefes paraguayos están seguros de haber controlado completamente las incursiones bolivianas exteriores a boquerón y al cerco, decretándose la caída de las tropas de Boquerón.

Los aviones siguen lanzando víveres y municiones sobre el fortín, con los resultados conocidos.

En el Comando paraguayo hay desesperación para la captura del fortín cercado y preparan un decisivo asalto, a cuyo objeto pretenden abrir una brecha de 200 metros, concentrando en este punto 12.000 hombres, 35 cañones, 8 obuses de 105, 14 piezas de 75, 2 piezas de 65, 11 morteros Brandt, para terminar con la heroica resistencia de los bolivianos sitiados.

26 de septiembre [editar]

Como estaba previsto, después de dictarse las correspondientes órdenes, se inicia en la mañana de este día el ataque definitivo de los paraguayos sobre Boquerón. concentran sus fuegos en un frente de 200 metros y al cabo de quince minutos, fracciones de tropas paraguayas, en audaz avance se apoderan de pocos metros de trincheras. Este avance no progresa por la decisión de los defensores que no han perdido la precisión de derribar enemigos.

Consideran infranqueables los reductos bolivianos. La artillería paraguaya que tenía la misión de destruir los reductos de la defensa, no concentra sus fuegos sobre las posiciones de Boquerón y los diluye en todos los sectores, no sin causar bajas.

Los heroicos defensores de Boquerón, muertos de sed, hambrientos y faltos de munición, se muestran desesperados. Los pocos víveres y municiones que lanzan los aviones, no alivian en nada la difícil situación a la altura en que se hallaba el combate.

Una granada de mortero alcanza al valeroso Sbtte boliviano Luis Reynolds Eguía, cuando éste oficial trataba de desalojar de las trincheras que habían ocupado los paraguayos.

Las tropas de Estigarribia sufren en este día uno de los grandes reveses de la guerra, pues no logran tomar el reducto boliviano.

27 de septiembre [editar]

Los defensores de Boquerón ensaya, una vez más un supremo esfuerzo para conseguir el ingreso de refuerzos al fortín. Se ordena que el Cap. Luis Rivero, al mando de una pequeña fracción de soldados, debe abrirse paso hacia Yujra.

Rivero trata de romper el cerco y aunque lucha valerosamente, es rodeado por el enemigo y muere juntamente con todos sus soldados, los cadáveres son echados a una fosa común.

Este día el capellán Luis Alberto Tapia sobrevuela en avión sobre el fortín y lanza una proclama a los defensores de Boquerón.

Una reunión de generales acuerda que no se abandone Boquerón y se mantenga la defensa durante diez días más, ya que se pensaba concentrar fuerzas y liberar a los sitiados en un ataque violento. Sin embargo, los defensores se hallan exhaustos por la sed, el hambre y la lucha de 22 días y faltos de municiones, veían aproximarse el fin, cuando el cerco era un círculo de hierro y fuego impenetrable.

Muere en Boquerón el Capitán tomás Manchego, alcanzado por una granada paraguaya, uno de cuyos fragmentos le hiere mortalmente. Manchego fue un valiente y temerario oficial en toda circunstancia de la lucha, dispuesto siempre a vender cara su vida. Fue el autor de la toma del fortín Rojas Silva.

28 de septiembre [editar]

En la tarde de este día, el Comandante Marzana reune a la oficialidad de Boquerón para tratar con ellos la capitulación de la plaza y su retirada, por falta de víveres y municiones y envista a las condiciones físicas de la tropa que se halla extenuada al extremo. Durante el día, el General Montes sobrevuela Boquerón y mediante mensajes pide a los defensores mantenerse en la defensa por diez días más, asegurándoles la victoria contra las fuerzas de asedio.

Es muy posible que algunos ejemplares de este mensaje hubieran caído en manos de los atacantes, ya que inician un hostigamiento con toda clase de armas, preparando para la mañana siguiente lo que suponían el asalto definitivo.

Los defensores a pesar de todas las adversidades, mantienen la lucha con denuedo y valor espartanos.

El cuadro que presenta el fortín es macabro. En los pajonales y en las propias trincheras están los despojos de los que supieron morir cara al sol.

Los rayos mortecinos del atardecer alumbran una escena difícil de describirse.

Tal vez la retirada oportuna habría salvado el desastre. De todos modos, lla hazaña de los defensores de Boquerón ya estaba integrando la historia en fastos heroicos.

La última noche de Boquerón no es de descanso; es de preocupación por el próximo destino de los hombres héroes.

No obstante, se mantiene la lucha con los pocos medios que restan. Cruel destino para estos hombres que durante 23 dís dieron muestras de una varonía sin par.

La lucha por el agua en el fortín Boquerón fue dantesca. Para proveerse de este elemento existía un pozo que mal abastecía las necesidades de los defensores y, lo que es peor, estaba perfectamente ubicado por piezas enemigas que disparaban sobre él durante el día y la noche, motivo por el cual muchos soldados que trataban de proveerse caían muertos dentro y sus cadáveres flotaban en la superficie de las aguas en completo estado de descomposición.

29 de septiembre [editar]

El 29 de septiembre de 1932; al haber agotado sus municiones, agua y comida; se alzaron banderas blancas para precautelar la vida de un negociador que trate ante Estigarribia la retirada de los 400 defensores bolivianos que quedaban, pero las tropas paraguayas entendieron que se trataba de una rendición y tomaron el Fortín.

Un periódico argentino días antes de la caída del fortín, señaló en su portada "La resistencia de Marzana y sus bravos comenzó a comentarse en el exterior: Un diario de Buenos Aires dijo a sus lectores : " En Boquerón están escribiendo unos pocos soldados bolivianos la más bella página del heroismo americano. Contados centenares de hombres luchan desde hace 15 días no solamente contra el enemigo mucho más numerosos, sino contra el hambre y la sed que les han impuesto los sitiadores. Antes que rendirse prefieren la muerte" (Marzana: pag. 257)

Fueron vanos los intentos de la Fuerza Aérea Boliviana por intentar abastecer por aire con vituallas y municiones, que en muchos casos eran aprovechadas por los mismos paraguayos que, en gran número, rodeaban el fortín.